El festival se desarrolla en la calle Quinta, colonia Primavera, en Tijuana.
Tijuana, BC., Enrique Fuentes López ya no recuerda cómo ni dónde escuchó la primera ópera en su vida, pero un día, hace 30 años, se vio abarrotado de discos, videos y amigos en una tertulia doméstica en la que ya no cabía la gente. Así que las reuniones se cambiaron al Café de la Ópera, que abrió en la calle Quinta, en la colonia Libertad. Ahí empezó hace 19 años el Festival Ópera en la Calle… porque cuando se llenó el café, se fueron a las banquetas.
“Escuchábamos, por ejemplo, Madama Butterfly, y comíamos bocadillos japoneses; así era la reunión en la casa, todo alrededor de la ópera. Y lo mismo en el café… y en su tercer aniversario éramos tantos invitados que dije: ‘El año que entra vamos a la calle a festejar’, y así quedó. Un día, Tere Riqué, asidua de las tertulias, y yo empezamos a platicar el tema; el acuerdo fue que ella organizaba a los músicos y cantantes, y yo a los vecinos”, recuerda Enrique Fuentes en medio del bullicio provocado por las valquirias y las decenas de personas que el sábado pasado festejaron la vigésima edición del encuentro artístico más popular de la ciudad.
Tere Riqué es una promotora cultural que, junto con un grupo de ciudadanos, organizó La Ópera de Tijuana, asociación civil que desde 2004 da soporte al Festival Ópera en la Calle, permitiendo que el encuentro sea gratuito, para que cada julio los tijuanenses se acerquen a una expresión artística que ni en los espacios cerrados es frecuente en esta frontera.
El primer festival se hizo abajo del cine Libertad –que todavía funciona, pero sobre todo como teatro–, en la calle Quinta. Pusimos 320 sillas, y a las tres de la tarde ya habían llegado 3 mil personas… nos dimos cuenta de que había un público buscando alternativas, algo diferente. Y ahí nació. El segundo año ya hubo un escenario más en forma, más sillas… ahora se colocan mil 200 y se recibe a unas 10 mil personas a lo largo del día porque el festival empieza a las 2 de la tarde y termina a la medianoche
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Este año, los organizadores contaron también con patrocinio público para montar el desfile tradicional, que esta vez fue sobre la ópera La valquiria, de Wagner, a cargo del Taller de Teatro del CBTIS 146, y una adaptación de Hansel y Gretel, de Engelbert Humperdinck, a cargo de Norma Navarrete y Jonathan Gutiérrez. La mezzosoprano Grecia González dio vida a Hansel y la soprano Rebeca Peralta, a Gretel.
El encuentro anual despierta el interés de conocedores y neófitos. Este año fue un paseo familiar, en el que lo mismo se escucharon canciones de Macedonia, Grecia, Serbia y Rumania, que se comió paella y se bebió cerveza o vino, porque parte del encanto del encuentro es que las familias de la calle Quinta abren las puertas de su casa para vender antojitos a los visitantes que tienen el propósito de acercarse al bel canto.
Arias, coros y oberturas de El barbero de Sevilla, de Rossini, en una adaptación de José Medina; Carmen, de Bizet, y El elixir de amor, de Donizetti, se escucharon a lo largo de la tertulia pública. Para el melodrama de Donizetti, los organizadores convocaron al director concertador Alfredo Sorichetti, cuya actuación fue el plato fuerte de la noche en la que muchos recordaron aquel 2004.
La orquesta del Festival Ópera en la Calle tocó El elixir de amor,en el que Nemorino fue interpretado por el tenor Mario Canela, y Adina por la soprano Yamel Kuri, entre otros barítonos y sopranos cuyas voces dieron calor a la fresca noche tijuanense, que, por primera vez, también contó con la participación de artistas de San Diego, California, por conducto de la Universidad Estatal de San Diego.